Primeros años y estudios
Aunque inició la carrera militar por indicación paterna, a los dieciocho años decidió dedicarse por completo a la pintura. No tardó en marchar de Burdeos a
París, al taller de
Pierre Guerín, con quien trabajó en el
neoclasicismo y la
mitología, temas de plena vigencia en aquel momento entre los académicos. Estudió en la
Escuela de Bellas Artes de Francia. Su trabajo obtuvo el apoyo de muchos artistas y pronto empezó a vender obra a
comerciantes,
banqueros y, en general, a la nueva clase social
burguesa emergente.
Evolución y viajes
Inquieto por las nuevas oportunidades que se abrían en la nueva
América independiente según algunos historiadores, y a pesar de que la fama en su país le había llevado a obtener la
Legión de Honor, viajó a
Argentina y de allí a
Chile. Su reconocida figura en París le valió una invitación oficial del gobierno chileno para dirigir la
Academia de Pintura que se creó oficialmente el
17 de marzo de
1848. Con pocos recursos, llegó a
Santiago de Chile precedido de fama lo que le permitió introducirse entre las familias con recursos de la capital y trabajar como
retratista de éxito. Sus trabajos fueron decisivos para que la nueva sociedad
chilena adquiriera los gustos de la moda europea, especialmente la francesa.
Últimos años de vida
Cuadro "La Porteña sobre el Templo, año 1842"
Su estancia en Chile estuvo acompañada del espíritu viajero que fue su seña de identidad durante toda la vida. Inquieto, no dejó de recorrer el país, invertir en
minas, crear una hacienda y dedicar sus empeños en diferentes actividades. De la misma forma, sus primeros años como profesor de dibujo en París le llevaron a formar a incipientes artistas del momento como
Francisco Mandiola o
Procesa Sarmiento. Junto a la también pintora francesa
Clara Filleul, movilizó el arte pictórico en Chile y Argentina. Tras viajar por distintos países de sudamérica, especialmente en
Brasil, regresó a Francia en
1858, pero su fama había sido olvidada y murió en la pobreza.